Petra: La Ciudad Rosa Tallada en la Roca
Petra, apodada la “ciudad rosa del desierto”, es uno de los destinos más asombrosos del planeta. Tallada hace más de 2.000 años por los nabateos en las montañas del sur de Jordania, esta ciudad antigua deslumbra con sus estructuras esculpidas directamente en roca arenisca, donde el color rosado varía con la luz del día.
Desde el momento en que atraviesas el estrecho desfiladero del Siq hasta encontrarte con la imponente fachada del Tesoro (Al-Khazneh), Petra te envuelve con su majestuosidad. Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo, su mezcla de ingeniería, arte e historia ofrece una experiencia inolvidable.
Explorar sus templos, tumbas, teatros y senderos entre montañas es como caminar por un libro de historia viva, donde cada piedra cuenta una historia de comercio, cultura y misterio.
La ciudad rosa, guarda un asombroso secreto que pocos visitantes conocen: aproximadamente el 80% de esta maravilla arqueológica permanece aún sin descubrir. Tallada directamente en la roca en lugar de construida con piedras individuales, esta antigua metrópolis se convirtió en un próspero centro comercial donde llegaron a vivir entre 30.000 y 40.000 personas durante su apogeo.
Aunque fue fundada a finales del siglo VIII a.C. por los edomitas, Petra alcanzó su máximo esplendor bajo el dominio nabateo a partir del siglo VI a.C. Posteriormente, esta impresionante ciudad permaneció oculta al mundo occidental hasta 1812, cuando el explorador suizo Jean Louis Burckhardt, haciéndose pasar por un beduino, la redescubrió.
Sin embargo, su importancia global no sería plenamente reconocida hasta 1985, cuando la UNESCO la declaró Patrimonio de la Humanidad, y posteriormente, en 2007, fue nombrada una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo. A pesar de los intensos estudios arqueológicos realizados, apenas se ha excavado el 15% de la ciudad, lo que sugiere que innumerables secretos y estructuras permanecen aún por descubrir bajo la arena del desierto jordano.

Entre acantilados de arenisca roja y montañas escarpadas emerge la mítica ciudad de Petra, medio construida y medio tallada en a roca, creando un espectáculo visual sin precedentes en la historia humana. Esta ciudad ancestral, conocida también como Raqmu por sus habitantes originales, representa uno de los tesoros arqueológicos más extraordinarios del planeta.
Dónde está Petra y por qué es tan especial
Ubicada aproximadamente a 150 millas al sur de Jerusalén y Amman, la capital de Jordania, Petra se encuentra estratégicamente situada a medio camino entre Damasco (Siria) y el Mar Rojo, posición que la convirtió en un enclave ideal para el comercio en la región. Esta localización privilegiada permitió que los nabateos, una tribu árabe beduina originaria de la zona, establecieran allí su próspero reino.
La ciudad está enclavada en un valle rodeado por montañas que forman el flanco oriental de Arabah (Wadi Araba), un extenso valle que se extiende desde el Mar Muerto hasta el Golfo de Aqaba. Esta peculiar geografía, aunque aparentemente inhóspita, fue aprovechada magistralmente por los nabateos para crear una metrópolis floreciente en medio del desierto.
Lo que hace verdaderamente especial a Petra es su impresionante arquitectura tallada directamente en la piedra arenisca, cuyos tonos rojizos, púrpuras y amarillos le han valido el sobrenombre de "Ciudad Rosa". Además, los nabateos desarrollaron un ingenioso sistema hidráulico que conectaba canales, cisternas, manantiales y fuentes por toda la ciudad, permitiéndoles recolectar y distribuir agua eficientemente, cultivar jardines exuberantes e incluso mantener piscinas públicas en pleno desierto.
Petra Jordania como maravilla del mundo moderno
En 1985, la UNESCO reconoció a Petra como Patrimonio de la Humanidad, describiéndola como "uno de los bienes culturales más preciosos del patrimonio cultural del hombre". Posteriormente, en 2007, fue elegida como una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo, consolidando su importancia a nivel global.
Actualmente, Petra recibe cerca de un millón de turistas cada año, convirtiéndose en el símbolo de Jordania y su atracción turística más visitada. No obstante, lo más sorprendente es que, a pesar de su fama mundial, solo aproximadamente el 15% de la ciudad ha sido descubierto y abierto al público. Los historiadores estiman que el área total de Petra es cuatro veces mayor que Manhattan, cubriendo alrededor de 100 millas cuadradas.
Para comprender la magnitud de esta joya arqueológica, basta mencionar que contiene más de 600 fachadas de piedra que incluyen tumbas, monumentos y templos con una fascinante mezcla de estilos arquitectónicos nabateos, helenísticos y romanos, testimonio de las diversas civilizaciones que la habitaron a lo largo de su historia.
La genialidad ingenieril de los nabateos se revela en cada aspecto de Petra Jordania, una ciudad que desafía las concepciones tradicionales de la arquitectura antigua. A diferencia de otras maravillas del mundo, Petra esconde secretos constructivos que apenas ahora comienzan a ser comprendidos por los investigadores modernos.
Cómo fue excavada y no construida
Lo más sorprendente de Petra es que sus estructuras no fueron construidas, sino talladas directamente en los enormes cañones de arenisca que rodean la ciudad. Los nabateos emplearon miles de cinceles para esculpir la roca base y crear terrazas artificiales donde no existía roca, diseñando así una estructura de tres niveles para el recinto. En lugar de apilar bloques individuales, los maestros constructores nabateos cincelaron a mano los diseños detallados directamente en los acantilados de arenisca, comenzando desde arriba hacia abajo.
Posteriormente, estas estructuras se cubrían con estuco y se pintaban con colores brillantes, creando un vibrante panorama urbano en medio del desierto.
El sistema hidráulico oculto bajo la ciudad
El verdadero ingenio nabateo se manifestó en su sistema hidrológico. Desarrollaron una red de aproximadamente 8 manantiales para agua potable, 36 presas para proteger la ciudad de inundaciones repentinas, más de 125 millas de tuberías para interconectar todos los sistemas de agua y más de 100 reservorios y cisternas para almacenar el suministro. Este complejo sistema proporcionaba hasta 8 litros de agua diarios por persona, un lujo extraordinario para la época.
Ingenieros hidráulicos modernos han descubierto que los nabateos lograron transportar agua eficientemente desde Ain Musa (el manantial de Moisés) hasta Petra, excavando canales en las montañas con una inclinación precisa de cuatro grados a lo largo de cinco millas. Además, construyeron sofisticadas presas con bloques de piedra unidos con mortero y anclados a las gargantas del cañón, diseñadas para soportar presiones extremas de grandes volúmenes de agua.
La orientación astronómica de sus templos
Un análisis estadístico reveló que los fenómenos celestes influyeron significativamente en cómo los nabateos crearon sus estructuras. Durante el solsticio de invierno, el sol ilumina el podio de una deidad en el Monasterio de Petra, mientras proyecta simultáneamente la sombra de la cabeza de un león (animal sagrado en la cultura nabatea) sobre una montaña opuesta al centro religioso.
Otro ejemplo notable es la Tumba de la Urna, cuya puerta principal está centrada con la puesta del sol durante el equinoccio, mientras que los rayos solares durante los solsticios de verano e invierno establecen las dos esquinas interiores del edificio. Esta triple alineación, combinada con características significativas en el horizonte distante, difícilmente puede atribuirse al azar, representando un intento deliberado de convertir la sala en un dispositivo de medición del tiempo.

Más allá de su impresionante arquitectura, los estudios arqueológicos revelan una fascinante verdad sobre Petra Jordania: la mayoría de sus restos arqueológicos son tumbas, indicando una profunda conexión con el mundo funerario y espiritual.
Petra como ciudad funeraria y su simbolismo
Petra alberga más de 600 hipogeos o tumbas excavadas en las paredes rocosas del valle. Algunas son simples cámaras funerarias con nichos (loculi) para depositar a los difuntos, mientras otras presentan elaboradas fachadas esculpidas. También existen 25 tumbas-torre formadas por enormes bloques tallados en las paredes del valle y sepulcros sencillos excavados en el suelo para entierros individuales o colectivos.
Las inscripciones funerarias, escritas en arameo, detallan quiénes podían ser enterrados en cada tumba, las violaciones consideradas sacrílegas y las maldiciones contra los profanadores. Estos textos ofrecen valiosas pistas sobre las creencias nabateas relacionadas con el más allá, un aspecto aún poco comprendido de su cultura.
El papel de los nabateos y su cultura perdida
Originarios de Arabia, los nabateos llegaron a Petra como comerciantes nómadas alrededor del siglo IV a.C. A pesar de crear un próspero reino que se extendía desde Damasco hasta el norte de Arabia, dejaron escasos registros escritos sobre sí mismos. Según la investigadora Lucy Wadeson, "los nabateos no escribieron realmente sobre ellos mismos, así que nuestras fuentes textuales antiguas son a menudo comentarios de paso de griegos y romanos".
Sin embargo, sus monedas muestran tanto a reyes como a reinas, sugiriendo que las mujeres gozaban de considerable poder. En Hegra (actual Arabia Saudita) se han encontrado tumbas específicamente propiedad de mujeres, destinadas únicamente a los entierros de sus hijas y nietas por línea matrilineal, un fenómeno inusual para la época.
Descubrimientos recientes que cambiaron la historia
En agosto de 2024, un equipo de arqueólogos jordanos y estadounidenses desenterró una tumba oculta en Petra conteniendo 12 esqueletos completos junto con artefactos de bronce, cerámica y hierro. Este hallazgo es extraordinario, pues como señala Richard Bates, "si observas todas las otras tumbas en el área de Petra, solo unas pocas han contenido restos humanos, y estos son muy fragmentarios, mientras que esta tiene 12 cuerpos completos".
Esta tumba, descubierta frente al famoso Tesoro (o Khazneh), permitirá analizar material esquelético, dientes y huesos, revelando detalles sin precedentes sobre la vida cotidiana nabatea. Los investigadores creen que estos restos datan entre el 400 a.C. y el 106 d.C., "justo en el corazón de los años de la civilización nabatea".
Adentrarse en los rincones menos transitados de Petra Jordania revela aspectos fascinantes que la mayoría de los turistas jamás llega a contemplar. Estos espacios secretos desvelan la verdadera esencia de esta antigua civilización.
El altar de los sacrificios y su función real
En lo alto del monte Jabal Madbah se encuentra el Lugar Alto de Sacrificio, uno de los sitios religiosos más importantes para los nabateos. Contrario a lo que muchos creen, este altar no se utilizaba principalmente para sacrificios humanos. Su función principal era el sacrificio de animales dedicado al dios nabateo Dushara, acompañado de libaciones (ofrendas líquidas) y quema de incienso. El complejo incluye un altar circular donde se mataban los animales, permitiendo que la sangre fluyera por canales tallados en la roca, mientras que el Alto Altar, situado a pocos metros, servía para la quema y ofrenda de los sacrificios.
Para llegar a este lugar sagrado hay que subir aproximadamente 800 escalones desde el teatro, un esfuerzo que recompensa con vistas panorámicas espectaculares de toda la antigua ciudad.
Tumbas ocultas y pasajes secretos
En 2024, arqueólogos descubrieron una tumba oculta bajo el emblemático Tesoro (Al-Khazneh) con 12 esqueletos completos y artefactos de aproximadamente 2.000 años de antigüedad. Este hallazgo extraordinario es especialmente significativo porque, como señala el Dr. Pearce Paul Creasman, "en los dos siglos que Petra ha sido investigada por arqueólogos, nunca se había encontrado algo así".
Otros tesoros escondidos incluyen el Templo del Jardín, ubicado dentro del complejo conocido como el "Jardín Sagrado" y accesible durante la caminata hacia el Lugar Alto de Sacrificio. Este templo, que data del siglo I a.C., está rodeado de jardines y piscinas, mostrando uno de los sistemas de gestión del agua más sofisticados de Petra.
El teatro nabateo que no era romano
Aunque a primera vista el teatro de Petra parece de origen romano por su diseño arquitectónico, fue en realidad construido por los nabateos durante el reinado de Aretas IV (9 a.C.-40 d.C.). A diferencia de los teatros romanos, que eran estructuras independientes, gran parte del teatro de Petra fue tallado directamente en la roca sólida, un método distintivamente nabateo.
El teatro podía albergar aproximadamente 8.500 espectadores, más que el estimado para el teatro de Amman. Está dividido en tres secciones horizontales de asientos separadas por pasarelas y siete escaleras. Curiosamente, los nabateos destruyeron algunas fachadas de tumbas anteriores para crear la pared trasera del auditorio, demostrando la gran necesidad que tenían de un área de reunión.

Sin duda alguna, Petra Jordania representa mucho más que una simple atracción turística; constituye un testimonio extraordinario del ingenio humano frente a condiciones extremas. Esta ciudad milenaria, tallada directamente en la piedra rosa, continúa revelando sus secretos poco a poco mientras los arqueólogos exploran apenas el 15% de su extensión total.
A pesar del paso de los siglos, la magnificencia nabatea permanece visible en cada rincón, desde su complejo sistema hidráulico hasta las precisas alineaciones astronómicas de sus estructuras principales. Además, las recientes excavaciones que han descubierto tumbas intactas con esqueletos completos abren nuevas ventanas hacia la comprensión de esta civilización enigmática.
Ciertamente, lo que hace a Petra verdaderamente fascinante no es solo su belleza arquitectónica, sino también las historias humanas que aún esperan ser descubiertas bajo la arena. Los nabateos, aunque dejaron pocos registros escritos sobre sí mismos, crearon una sociedad sorprendentemente avanzada para su época. Por consiguiente, cada visita a esta maravilla del mundo moderno ofrece una experiencia única donde el pasado y el presente se entrelazan de manera mágica.
Finalmente, mientras contemplamos el teatro que no era romano, el altar de sacrificios o el ingenioso sistema de canales, podemos apreciar el legado perdurable de un pueblo que transformó un inhóspito valle desértico en una próspera metrópolis. La Ciudad Rosa, con sus tonalidades cambiantes según la luz del día, permanecerá como uno de los mayores tesoros arqueológicos de la humanidad, guardando todavía innumerables secretos por descubrir en las décadas venideras.
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